Ivelis Richards, protagonista de una historia motivadora
La confianza y seguridad en sí mismo es un elemento que fortalece a las personas y las ayuda a tener una alta autoestima, sin embargo, a veces hay factores externos que de alguna manera influyen a que estos elementos no estén lo suficientemente afianzados.
Al menos así lo estima Ivelis Richards, una joven de 21 años de edad, estudiante de la Licenciatura de Diseño de Interiores en la Universidad de Panamá, apasionada por el dibujo y la costura.
Ivelis sabe desde muy pequeña que es sentir aislada, sola, rechazada, que murmuren a tus espaldas y el ser juzgada sin que te conozcan, ella nació con labio y paladar hendido.
También nació con una condición denominada microtia, una malformación congénita del oído externo que es poco común y que puede deberse a factores genéticos heredados pero también a factores ambientales que afecten al embarazo.
Ivelis nació con una pequeña aurícula y sin el pabellón auricular (oreja), esto sumado con el labio y paladar hendido la han obligado a someterse a unas 10 operaciones, sin embargo, después de todo ese proceso hoy se siente más feliz, segura de sí misma y capaz de todo.
“Sufrí mucho rechazo de pequeña en la escuela, por parte de mis compañeros, pero luego dejé de darle atención a eso, tengo a mis amigos, mi familia, tengo una vida normal y soy feliz”, dijo Ivelis.
Y es que gracias a la oportuna intervención del personal que atiende a Ivelis en el Hospital Santo Tomás y a la solicitud que hicieran a la dirección médica del Hospital del Niño Dr. José Renán Esquivel, ella fue beneficiada con la confección de una prótesis del pabellón auricular.
Vania Barrow, protesista maxilofacial en el Hospital del Niño y responsable de este programa, indicó que se ha trabajado en conjunto entre las dos instituciones para brindar una mejor calidad de vida a Ivelis.
“Estamos complacidos de poder colaborar con el Hospital Santo Tomás y de ayudar a Ivelis a que se sienta más confiada y segura. Su historia es inspiradora y motivadora”, señaló Barrow.
La prótesis tiene una vida útil de 3 años aproximadamente, sin embargo, tendrá que venir a citas cortas en las que se le retocará el color.