Las segundas oportunidades salvan vidas
Para muchas personas, recibir una segunda oportunidad significa la posibilidad real de seguir viviendo al lado de sus seres queridos. Este es el caso de quienes requieren un trasplante de órgano, una intervención que no solo transforma su destino, sino también el de toda su familia.
Cada 6 de junio se conmemora el Día Mundial de los Pacientes Trasplantados, una fecha promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) con el objetivo de generar conciencia sobre la importancia de la donación de órganos y el impacto profundo que este acto altruista puede tener en la vida de otros.
Se estima que más de 1.5 millones de personas en el mundo viven gracias a un trasplante de órgano, procedimiento que representa, en muchos casos, la única alternativa para tratar enfermedades terminales que afectan órganos vitales como el riñón, el hígado, el corazón y los pulmones.
Datos de la OMS revelan que cada año se realizan más de 150,000 trasplantes de órganos sólidos a nivel mundial, siendo el riñón el más solicitado.
En cuanto a la supervivencia promedio tras un trasplante, las estadísticas son alentadoras: 33 años para riñón, 26 años para hígado, 22 años para médula ósea, 21 años para corazón, 17 años para páncreas y 11 años para pulmón.
REALIDAD NACIONAL
En Panamá, la Organización Panameña de Trasplantes (OPT) informa que, hasta noviembre de 2024, el sistema de salud ha realizado un total de 3,983 trasplantes desde el año 1985. Sin embargo, aún más de 200 personas esperan por un trasplante, lo que resalta la urgencia de fomentar la donación de órganos en el país.
La donación de órganos y tejidos puede realizarse tanto en vida como después del fallecimiento, y cada donante tiene el poder de salvar o mejorar varias vidas.
Un donante vivo puede donar:
Riñón
– Segmento de Hígado
– Células Progenitoras Hematopoyéticas
– Membrana Amniótica
**El donante fallecido puede donar:
– Riñón
– Hígado
– Corazón
– Córnea
– Piel
– Tejido Osteotendinoso
En este Día Mundial de los Pacientes Trasplantados, hacemos un llamado a la solidaridad. Convertirse en donante es un acto de amor y generosidad que puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.